Como cada año, el obispo de Goya expresó su cercanía y acompañamiento a los miles de peregrinos de la Cruz Gil, mediante una carta pastoral para reflexionar juntos. Monseñor Adolfo Canecin, presidio la misa el jueves a las 19, en el predio oratorio de la Santisima Cruz, que se encuentra a pocos metros del santuario de la Cruz Gil en Mercedes. Concelebro el párroco presbítero Ramón Felipe Espinoza.
Con una carta pastoral titulada “Seamos Cireneos, ayudándonos a cargar la Cruz”, el obispo de Goya, monseñor Adolfo Ramón Canecín, manifestó su acompañamiento a los peregrinos que cada 8 de enero llegan al predio de la localidad correntina de Mercedes, donde se encuentra la Cruz Gil y se realiza la fiesta popular dedicada al “Gauchito Gil”.
“Hermanos todos: peregrinos y devotos de la Cruz Gil, siguiendo el camino de los obispos que me precedieron, desde que llegué a la diócesis, los acompaño en su devoto peregrinar hacia la Cruz Gil con mi afecto y oración y, con la carta pastoral anual”, expresó monseñor Canecín.
En ese sentido, este año propuso rezar y reflexionar con el texto de San Lucas 23, 27: “Tomaron a un tal Simón de Cirene… y le cargaron la cruz de Jesús para que la llevara detrás de él”.
invitó a mirar a Jesús que “siempre se mostró cercano, compasivo, acompañando a quienes cargaban sus cruces”: Sintió compasión porque estaban como ovejas sin pastor (Mt 9, 36); Lloró por su amigo Lázaro, junto a Marta y María (Jn 11, 35); Se compadeció de la viuda de Naím (Lc 7, 11-19); Se detuvo y curó a los leprosos (Lc 17, 11-19); Sació la sed de la samaritana (Jn 4, 1-42); Curó al mendigo ciego (Mc 10, 46-ss); Dio de comer a la multitud (Mt 14, 13-21); Por amor a todos los hombres “llevó” sobre la Cruz todos nuestros pecados (1Pe 2, 24; Is 53, 4); y al rezar el Vía Crucis lo vemos caer tres veces bajo el peso de la cruz”.
Por eso, consideró: “¡Ahora nos toca a nosotros! Jesús está presente en cada ser humano: ‘Lo que hagas al más pequeño a mí me lo haces’ (Mt 25, 40.45)”, recordó, “ofreciéndonos la oportunidad de ser buenos Cireneos, ayudándonos a cargar y a llevar la cruz”.
“Pensemos de cuántas personas se valió nuestro Dios para ayudarnos en el camino de la vida y cuántas veces, a través nuestro, ayudó a tantos hermanos. Que al regresar a nuestras casas llevemos el propósito de ayudar a todos los hermanos que encontremos aplastados por su cruz en el camino de la vida”, exhortó, con su abrazó y bendición, y pidiendo para los peregrinos la intercesión de la Virgen de Itatí.+