Por qué se ayuna en Semana Santa y cómo hacerlo

Este domingo se celebra Pascua, razón por la que el catolicismo te obliga a ayunar previamente. Conocé cuándo es y más.

 

Una de las celebraciones más reconocidas de la religión católica, la Semana Santa, está cerca. La misma tiene algunas condiciones particulares que afectan la vida cotidiana de los creyentes, por ejemplo, la obligación de ayunar. Conocé el por qué y cómo hacerlo.

Por qué se ayuna en Semana Santa

La Iglesia tiene unas disposiciones sobre el ayuno que obligan a los católicos a ayunar una hora antes de comulgar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y a abstenerse de carne todos los viernes del año, a no ser que coincidan con una solemnidad. Además, si por motivos de salud no se logran realizar estas disposiciones, se pueden sustituir por visitar enfermos o atribulados, hacer limosna, leer las escrituras u otras prácticas de caridad y piedad.

El ayuno es una forma de abstenerse a los alimentos y una forma de penitencia y oración. Jesucristo practicó el ayuno en momentos importantes, cuando iba a la oración, cuando iba a elegir los apóstoles, en muchas ocasiones. Y la Iglesia lo ha practicado desde el siglo IV de forma regular. También es una forma de ayudar a la oración, de purificar nuestro cuerpo y así disponernos mejor para la escucha de nuestra oración por Dios.

 

Semana Santa: cómo se practica el ayuno

La comida principal (almuerzo) debe ser suprimida y reemplazada por el consumo de pan y agua. No obstante, por motivos de salud y edad, se sugiere que sean sobrias. No debe confundirse el ayuno con la abstinencia, pues esta última implica no comer carne durante el Viernes Santo. Esto se debe a que dicha práctica está asociada directamente a la Pasión de Jesucristo ocurrida en esta fecha.

Semana Santa: quiénes deben ayunar y quiénes no

Según indica el Código de Derecho Canónico, en su numeral 1252, la ley del ayuno obliga “a todos los mayores de edad (18 años), hasta que hayan cumplido 59 años”. Sin embargo, el documento de la Iglesia exhorta a los pastores de almas y a los padres a que “también se formen en un auténtico espíritu de penitencia quienes, por no haber alcanzado la edad, no están obligados al ayuno o a la abstinencia”.

Además de los excluidos por la edad, no deben guardar ayuno aquellas personas con problemas mentales, enfermas, mujeres en gestación o que amamantan, obreros de acuerdo a su necesidad, invitados a comidas que no pueden excusarse sin ofender u otras situaciones morales o imposibilidad física.