Infobae accedió al documento oficial que rubricaron los ministros de Educación. Son 42 páginas en las que se consignan 28 metas, se trazan objetivos con indicadores para 2023, 2025 y 2027 y se mencionan las estrategias para alcanzar esos números que hoy parecen distantes, más aún tras dos años de pandemia cuyo impacto educativo se asume dramático.
“Tenemos datos de chicos escolarizados, tenemos el Relevamiento Anual, el SINIDE que estará listo en junio, se tomaron las pruebas Aprender el año pasado. Tenemos información suficiente tras los dos años de pandemia para trazar objetivos cuantificados como lo debe tener cualquier plan, con indicadores parciales que se revisarán y llegado el caso se corregirán cada año. Las metas fueron discutidas con las 24 jurisdicciones y obviamente surgieron diferencias pero se logró un consenso. Nosotros hacemos culto del acuerdo”, expresó el ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk.
El primer grupo de objetivos se vincula al acceso y la permanencia en el sistema educativo. Para los próximos cinco años se espera que el 75% de los chicos accedan a sala de 3 -en la que el Estado debe garantizar las vacantes pese a que su asistencia no es obligatoria- y que la tasa de escolarización alcance el 95% en sala de 4, la cual sí es obligatoria.
El plan también hace hincapié en la secundaria, el nivel que refleja los peores indicadores desde hace años. De cara a 2027 buscan bajar la tasa de abandono interanual a solo un 3% y elevar la tasa de promoción y egreso a un 88,98%. Hoy apenas 50 de cada 100 chicos que ingresan al secundario se gradúan en tiempo y forma.
En la cartera educativa reconocen que ese objetivo hoy se ve “muy lejano”, pero confían en el nuevo formato de escuela secundaria que empezó a implementarse desde este año y que se extenderá en los próximos. La “Educación profesional secundaria” está destinada a adolescentes de entre 15 y 18 años que hayan abandonado la escuela o repetido dos veces seguidas. Para 2023 proyectan 100 edificios para la modalidad que, además del título secundario, entrega una certificación profesional de acuerdo a la especialización elegida.
Otro punto que surge dentro de las metas es la ampliación del horario escolar en primaria. En 2006, la ley de Educación Nacional establecía la obligatoriedad de la jornada extendida para todo el nivel. Hoy solo el 14% de los alumnos va más de cuatro horas a clases.
En ese contexto, el gobierno nacional anunció hace quince días que todas las primarias tendrían una hora más de clase desde mayo. Después de ciertas tensiones con gremios docentes y ministerios provinciales, en la última reunión de Consejo Federal acordaron avanzar hacia ese objetivo aunque la implementación será gradual: el 60% de las escuelas con horario extendido en 2023, el 80% en 2025 y el 100% recién en 2027.
“Tenemos pendiente una reunión con los sindicatos para acordar los términos de la implementación de la medida. Todas las escuelas posibles pasarán a jornada completa, que son de ocho horas. En aquellas que no se pueda por falta de espacio serán de jornada extendida, con un piso de 5 horas por día”, precisó el ministro.
Para avanzar en la extensión de la jornada, el plan contempla obras de infraestructura. Según el documento oficial, en los próximos cinco años se construirán 1674 escuelas nuevas que beneficiará a 420 mil estudiantes. En la misma línea aseguran que refaccionarán 798 edificios en funcionamiento, lo cual alcanzará a 79.800 alumnos. Todos los establecimientos, urbanos y rurales, estarían conectados a internet en 2027.
Mejorar los aprendizajes, otro desafío impostergable
Los problemas de aprendizajes ya eran evidentes antes de la pandemia. Las pruebas Aprender de 2019, las últimas cuyos resultados están publicados, así lo demuestran. Solo el 28,6% de los chicos de último año de secundaria alcanzó los rangos de aprobación (satisfactorio y avanzado) en matemática. El resto tuvo problemas para resolver los ejercicios e incluso el 42,8% se mostró por debajo del nivel básico. Es decir, no alcanzó a incorporar los contenidos más elementales que plantea la currícula.
En primaria, si bien los desempeños suelen ser más auspiciosos, también hay un déficit enorme. Las pruebas ERCE que tomó la UNESCO en 2019, en tercer y sexto grado, ubicaron a los chicos argentinos entre los de menos conocimientos en la región. En los próximos meses, a su vez, se publicarán los resultados de Aprender 2021 que sí reflejarán el impacto del cierre de escuelas.
Con ese panorama, la mejora de los aprendizajes en las materias troncales fue incluida entre las prioridades de cara a los próximos cinco años. Por caso, en matemática de quinto año, la asignatura en la se registran los peores rendimientos, aspiran a reducir 18 puntos porcentuales la cantidad de chicos por debajo del nivel básico. En lengua aspiran a reducir en 12 puntos ese déficit.
¿Cómo se va a lograr? La respuesta oficial comprende distintas aristas. Por un lado, creen que la sumatoria de horas y días de clase en primaria puede ser clave para elevar los desempeños durante toda la escolaridad. Por otro, intensificarán la entrega de libros de texto. Por último, emprenderán una “oferta muy fuerte de capacitación docente”, aunque con una gran diferencia con la gestión educativa de Mauricio Macri.
“Nosotros creemos que no tiene que haber un método de Estado”, expresó Perczyk en referencia al método de enseñanza de matemática similar al de Singapur que se aprobó para todo el país en 2018; un modelo basado en problemas y con un temario más reducido. “Cada maestro tiene que definir su propio método y nosotros brindarles las herramientas. Estando en un país federal es imposible bajar un modelo a todas las escuelas. No vamos a simular que sucede lo que no sucede. Tiene que haber metas, pisos de aprendizaje, pero la transformación parte de la escuela que tenemos, no de la que nos hubiera gustado tener”, agregó.